Conocido científicamente como Lygeum spartum de la familia de las Poaceae, el albardín es frecuentemente confundido con el esparto. Parecido, pero no igual. El esparto pertenece a la misma familia, pero no al mismo género (Macrochloa tenacísima, sinónimo de Stipa tenacísima).
Del género Stipa hay 19 especies registradas en el Herbario de Jaca. Sin embargo el género Lygeum solamente tiene una variedad: spartum y además la confunden con el auténtico.
Los que usaban y usan el esparto, no lo confunden porque tiene unas mejores fibras para la fabricación de papel, de cuerdas, cestería, aditamentos para transporte a lomo de animal y la muy conocida por los almazareros: las capachas, esas fábricas circulares con los bordes levantados donde se ponía la pasta de la oliva y una sobre otra formaban la torre que luego se prensaba para obtener el aceite.
Nuestro albardín, sin embargo, también es usado para papel, cordelería, cestería, alpargatería y otros usos pero son de peor calidad. Recuerdo en mi casa de pequeño los estropajos que se utilizaban para fregar los cacharros. Venían en un rollo de unos 10 cms de alto y fajados en papel. Los fontaneros también los utilizaban para estanqueizar las tuberías roscadas y hace unos días lo vi utilizar a un albañíl en el Pirineo para reconstruir la pared interior de una chimenea, untado en yeso.
Los recolectaban a tirón. Enrollaban las hojas en una madera y tiraban hacia arriba. Para utilizarlos, los sumergían en agua durante unas semanas, luego los secaban y los batían (a semejanza de como se elaboraba el lino) y después lo peinaban. Cada estado intermedio tenía su utilización concreta. De la fabricación de cuerdas hay un vídeo excelente de Eugenio Monesma llamado “Los cordeleros”.
Fue una buena fuente de ingresos hasta los años 60 cuando llegaron las fibras sintéticas. Recuerdo la llegada del “Scotch Brite”. Su fabricante era la compañía estadounidense 3-M. Su primer producto fue una cinta de pintor, que se usaba en los arreglos de la chapa de los coches. Su poder de adherencia era muy bajo, lo que era bueno pues no dejaba manchas de pegamento en la superficie donde lo adherían. Pero, en broma, le llamaron Scotch (escocés) porque la poca adherencia de la cinta la atribuyeron a la poca cantidad de pegamento y ésta, a la tacañería con la que se les moteja a los escoceses. “Brite” es un sinónimo popular de “brigth”, brillante y alude, cómo no, a lo limpios que quedan los cacharros después de someterlos a un buen restregado. Es decir que la broma se convirtió en realidad en forma de marca comercial.
Lo que nos dicen los montes de la Depresión del Ebro, donde el albardín es rey indiscutible, es su papel colonizador y protector de los suelos y además en el estudio publicado por el MAPA “Producción de biomasa y fijación de carbono por los matorrales españoles y por el horizonte orgánico superficial de los suelos forestales”, el contenido de carbono del esparto seco en estufa (lo asimilo al del albardín porque supongo que no será muy diferente) es del 47%, por lo que es un buen secuestrador de CO2.
En las próximas entregas hablaremos de otras plantas que conviven con el romero en la zona de trabajo del proyecto RECOLECTA-PAM.
- Albardín
- Esparto
Felipe Gómez de Valenzuela