Un viejo refrán español dice que “de las virtudes del romero, escribirse puede un libro entero” y es que no hay palo que no toque esta popularísima planta.
El romero, en su uso como droga*, lo mismo cura estados inflamatorios, que “rebaja la sangre”, regula la función hepática, es diurético, cura las llagas, provoca el menstruo y es una de las “siete hierbas” de la cocina española y también forma parte de las “siete hierbas de San Juan”.
La primera preparación que ha quedado escrita de la esencia de romero en disolución alcohólica es de 1.300 y es obra de Arnau de Vilanova, médico, embajador, políglota y polemista religioso, lo que no solamente oscureció su obra científica y diplomática sino que le conminó en su última etapa vital, a buscar refugio en la corte del Rey de Sicilia, su buen amigo Federico II de Sicilia, tercer hijo de Pedro III de Aragón y hermano por tanto de Alfonso III de Aragón y de Jaime II de Aragón. A todos atendió profesionalmente, de ahí que le llamaran ¨médico de Reyes y Papas”. Arnau nació según unos en Villanueva de Jiloca, en Valencia según otros y en Lérida según una firma en la que pone ¨Arnaus Illerdensis¨. Como sucede con todos los personajes ilustres, todos lo vindican como propio, si hubiera sido un asesino en serie, todos estarían de acuerdo en adjudicárselo al vecino. En 1.260 estudiaba ya en Montpellier, lo que sin duda lo proclama como un pionero de ¨los Erasmus¨. Hablaba hebreo, griego, árabe y lenguas vulgares francesas e italianas. Murió en Génova a la elevadísima edad, para la época, de 70 años.
Las partes utilizadas son las hojas y las flores, destacando éstas – para la medicina popular – como las más ricas en sustancias activas. Florece durante casi todo el año, si las condiciones son buenas. En Cataluña hay un antiguo refrán que dice : De flors de romaní i noies per casar, tot lány n´hi ha (flores de romero y mujeres por casar, todo el año hay).
Con las flores, macerándolas en alcohol y luego destilándolas, se preparaba en el s XIV el ¨Agua de la Reina de Hungría¨ remedio, al parecer de la época, inmejorable para retrasar en envejecimiento de la piel y que se sigue comercializando con diferentes formulaciones, pero con el mismo nombre, 700 años después.
Sobre su composición química, la farmaceútica López Luengo, M. Tránsito en el Vol 27, nº7 de la revista Offarm dice:
Las hojas de romero contienen un 1,0-2,5% de aceite esencial que está constituido por monoterpenos como 1,8-cineol, alfa-pineno, alcanfor, alfa-terpineol, canfeno, borneol, acetato de bornilo, limoneno, linalol, mirceno, verbenona.También contiene sesquiterpenos como beta cariofileno. Sin embargo, la composición del aceite esencial de romero puede variar significativa-mente, en función de distintos factores como la parte de la planta recolectada, el grado de desarrollo de la planta en el momento de la recolección o la procedencia geográfica, entre otros. En el área mediterránea se distinguen principalmente dos tipos de esencias de romero: los tipos Marruecos y Túnez, que tienen un elevado contenido de 1,8-cineol, y el tipo español, con menor contenido en 1,8-cineol.
Las hojas de romero también contienen principios amargos, constituidos por diterpenos (picrosalvina, carnosol, isorosmanol, rosmadial, rosmaridifenol, rosmariquinona) y triterpenos (ácidos oleanólico y ursólico, y sus 3-acetil-ésteres).Asimismo, en su composición se encuentran flavonoides (cirsimarina, diosmina, hesperidina, homoplantiginina, fegopolina, nepetina y nepitrina) y polifenoles (ácido rosmarínico, ácido clorogénico, ácido cafeico y ácidos fenólicos derivados del ácido cinámico).
Su consideración como planta medicinal está creciendo, ya que se han valorado recientemente sus efectos anti oxidativos. Además de ello es cicatrizante, emoliente ( que rebaja las hinchazones), antiséptica, fungicida y balsámica; como destaca la autora del estudio citado.
Todo un festival de virtudes sanadoras a las que hay que añadir, por si fueran poco, la de realzar cualquier plato que la contenga en su justa y sabia proporción.
Loor al romero
*Droga (RAE): Sustancia mineral, vegetal o animal, que se emplea en la medicina, en la industria o en las bellas artes.
Felipe Gómez de Valenzuela